Labne: Qué es, Cómo se Prepara y sus Usos en la Cocina

El labne, también conocido como labneh, es un queso fresco elaborado a partir de yogur colado. Originario de la cocina de Oriente Medio, este queso cremoso ha ganado popularidad en todo el mundo gracias a su sabor ligeramente ácido y su increíble versatilidad. Aunque tradicionalmente se consume como parte del clásico mezze libanés, el labne se ha convertido en un básico que puede incorporarse tanto en platos salados como dulces.

El labne es uno de los alimentos más antiguos de la gastronomía de Oriente Medio. Se trata de un derivado del yogur, que tras ser escurrido, adquiere una consistencia más densa y cremosa. En países como el Líbano, Siria y Palestina, el labne se suele servir acompañado de aceite de oliva y za’atar, una mezcla de especias que realza su sabor. Personalmente, recuerdo la primera vez que lo probé como parte de un mezze libanés, y desde entonces se ha vuelto un básico en mi cocina. Esa combinación de aceite de oliva y za’atar fue amor a primera vista… o mejor dicho, a primer bocado.

Hacer labne casero es un proceso muy sencillo, que requiere solo dos ingredientes principales: yogur natural y un poco de sal. La preparación consiste en colar el yogur durante varias horas (de 12 a 24 horas) para eliminar el suero y obtener esa textura espesa y untable que lo caracteriza.

Para preparar labne en casa, simplemente sigue estos pasos:

Elige un buen yogur: El yogur natural y sin azúcar es el mejor, aunque el yogur griego también es una excelente opción si deseas una textura aún más cremosa.

Cuélalo: Usa una tela de gasa o un colador de malla fina para escurrir el yogur. Coloca la tela sobre el colador y viértelo sobre un cuenco profundo para que el líquido que se libera del yogur no lo toque. Añade una pizca de sal al yogur y mézclalo antes de verterlo en la tela.

Deja reposar: El yogur debe escurrirse en la nevera entre 12 y 24 horas, dependiendo de la consistencia que prefieras. Si lo dejas más tiempo, obtendrás una versión más densa, ideal para hacer bolitas de labne en conserva, cubiertas con aceite de oliva y especias como el orégano o el tomillo​​

Esta facilidad para prepararlo en casa es una de las razones por las que siempre lo tengo a mano. Cada vez que necesito algo rápido y nutritivo, recurro al labne. Me encanta disfrutarlo en una tostada con un chorrito de aceite de oliva y un toque de sal: es un desayuno sencillo pero lleno de sabor.

Es un verdadero todoterreno en la cocina, ya que puede usarse de múltiples formas. Es perfecto para:

Dip para vegetales o pan pita: Su textura suave y cremosa lo convierte en un excelente dip. Sírvelo con un poco de aceite de oliva, ajo o especias como el za’atar.

Acompañamiento para carnes y verduras: También funciona muy bien como acompañamiento para platos principales. Prueba combinarlo con verduras asadas o incluso como base para huevos escalfados​

Base para aderezos y salsas: Puedes mezclarlo con hierbas frescas y un toque de limón para crear un aderezo fresco y ligero para ensaladas.

Opción dulce: También se puede disfrutar como postre. Al agregarle miel y frutos secos, se transforma en un desayuno o merienda deliciosa​

En lo personal, mi forma favorita de usar el labne es en tostadas con aceite de oliva y sal. Es una opción rápida, saludable y que nunca me falla. Pero también me encanta lo versátil que es, ya que puedes convertirlo fácilmente en un plato dulce o en un dip para compartir.

Al ser un producto lácteo derivado del yogur, el labne es una excelente fuente de proteínas y probióticos, lo que lo convierte en un aliado para la salud digestiva. Además, es bajo en calorías y contiene grasas saludables, especialmente si lo combinas con un buen aceite de oliva.

El labne es uno de esos ingredientes que, a pesar de su simplicidad, puede transformar cualquier plato en algo más interesante. Ya sea que lo utilices como dip, acompañamiento o incluso en recetas dulces, este queso cremoso tiene el poder de elevar tus comidas con muy poco esfuerzo. Si nunca lo has probado, te lo estás perdiendo: su sencillez y versatilidad lo convierten en un básico indispensable en cualquier cocina.

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